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A veces no hace falta mucho para inspirar

Habari ya Asubuhi hijos e hijas del Reino. Que este día recibas la convicción de hacer lo que DIOS te pide.


Romanos 1:16 " Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de CRISTO, porque es poder de DIOS en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles".


Hace unos años, ocupé un puesto fijo en una estructura. En mi última semana, decidí aceptar el reto de rezar antes de comer en un lugar público durante 5 días consecutivos. Rezar con calma, sin molestar a los vecinos, pero rezar de verdad. Como me gusta la calma, elegí tomar mis descansos para comer fuera de la empresa en un restaurante. La idea era asumir nuestra fe y tomar un tiempo de calidad en un espacio público.



Los dos primeros días me sentí francamente avergonzado. Rezaba a toda prisa, para no llamar la atención. Como 🙂 "PADRE, gracias por esta comida que sea santificada, En el nombre de JESÚS, Amén". El segundo día estuvo bien, pero aún no lo es. A partir del tercer día me sentí a gusto, ya no me fijaba en las miradas de la gente. Al quinto día ocurrió algo maravilloso 🙂 Incliné la cabeza antes de la comida, en silencio recé tomándome mi tiempo. Realmente me tomé mi tiempo. Quería agradecer al ESPÍRITU SANTO por mi último día. Como era el último día, tenía toda la intención de "matar la vergüenza".


Cuando levanté la vista, una familia árabe me miraba y sonreía. El padre tomó la mano de su esposa y de sus hijos. Se puso a rezar. Dos chicas jóvenes sentadas frente a mí dejaron sus bocadillos para rezar también. Durante unos 10 minutos hubo un suave silencio en la sala. Había algo en la atmósfera. No amados, no pretenderé que toda la sala comenzó a orar. Por supuesto, la gente nos miraba, pero a quién le importa. Al final de mi comida, levantándome para irme, la pareja árabe a mi derecha me llama para agradecerme y decirme que son cristianos. Verme rezar les dio valor para hacer lo mismo en medio de un restaurante.


A través de ellos, había recibido una lección para la vida. Muy a menudo queremos conseguir grandes cosas, hacer grandes cosas. Esperamos las grandes oportunidades, los grandes momentos, los grandes retos. Sin embargo, se necesita muy poco para ser un instrumento de DIOS y para inspirar a nuestros semejantes. Seamos sencillos. Algunas personas no necesitan grandes palabras ni grandes milagros.






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